Las voces de los niños gritando su nombre retumban en las gradas. Las banderas con su cara visten las barreras. Un mural gigante eterniza al astro. Lionel Messi es el nuevo ídolo de Bronnitsy, la pequeña localidad donde trabaja Argentina, que aprende a vivir con la atención que supone tener a una estrella de las dimensiones del albiceleste.
De alrededor de 20,000 habitantes y a unos 55 kilómetros de Moscú, Bronnitsy es estos días uno de los epicentros del Mundial de Rusia. Nunca ha gozado de tanta repercusión. Nunca los focos han estado tan puestos en este lugar, fundado a mediados del siglo XV y más conocido por su imponente Catedral del Arcángel Miguel.
Mohammad Rakib es un niño de Bangladesh, fan de Lionel Messi. @AFP
Gritos, autógrafos y hasta el embajador Cientos de aficionados se dieron cita en el entrenamiento del lunes de la Albiceleste, el primero abierto al público.
Allí se presentaron cerca de 400 personas eufóricas por ver en primera persona al también atacante del Barcelona. Entre ellos, muchos niños.
Ninguno gritaba ‘Agüero’, ‘Mascherano’ o ‘Higuaín’. Todos aguardaron emocionados a que Messi saliera del edificio situado detrás de la cancha principal para empezar a corear su nombre.
‘¡Messi! ¡Messi’, se desgañitaban, en busca de un gesto cómplice del astro. Y él, cumplió. Al acabar la hora de entrenamiento, donde fue aplaudido en cada una de sus intervenciones sobre el terreno de juego, Messi se detuvo durante 10 minutos a firmar autógrafos y sacarse fotos.
Las gradas, llenas a rebosar, temblaron de emoción. Tampoco se quiso perder la ocasión Ernesto Lagorio, el embajador argentino en Rusia. ‘Ha sido muy bonito, ha estado muy bien, ha sido una linda tarde’, comentó a la AFP.
Varias personas en Buenos Aires revisan las calcomanías del álbum Panini. @AFP
Entre los presentes, Lucas Ledezma repetía, luego de haber recibido al autobús de la selección el sábado. “Soñemos con que se puede, es un Mundial que creo que se merece la selección Argentina, que se merece Messi y nos merecemos todos los argentinos”, dijo a la AFP este profesor de educación física de 30 años que salió desde Córdoba el 5 de enero y realizó 14.000 kilómetros en bicicleta para acompañar a su selección.
El otro Messi Si algo rivaliza estos días con Messi es… el mural del propio Messi en una de las calles colindantes a la principal, Ulitsa Sovetskaya. “Cuando estaba pintando a Messi, estaba pintando a una leyenda de mi tiempo. Messi es uno de los mejores jugadores (del mundo)’, dijo orgulloso a la AFP Sergey Erofeev, el artista callejero de 29 años que rehabilitó la pared de un edificio con la imagen del delantero argentino.
Aún con restos de pintura en sus pantalones y en un español recién aprendido, Erofeev tiene un sueño: “Quiero que venga Messi a conocer mi obra”.
Al lado del campamento base albiceleste, una casa convertida en improvisado bar deportivo reparte ‘Mate Listo’, con Messi como uno de sus temas favoritos de conversación… aunque éstas tengan lugar en ruso.
Pequeños comparan varias fotos del álbum Panini del Mundial Rusia en Buenos Aires. @AFP
Pasear por Bronnitsy es, de una forma o de otra, escuchar el nombre del cinco veces ganador del Balón de Oro.También de ver su imagen, no solo en el mural de Erofeev sino en banderas que, en un momento u otro, han ocupado algunas de las barreras de la policía. Solo Messi, y las fuertes medidas de seguridad que le rodean, han conseguido alterar el apacible día a día de un pueblo que ha recibido emocionado al astro pero al que todavía le cuesta sentirse protagonista. “