* Unos brazos morenos, del mismo color panela del “Joven Maravilla”, sacudían por los aires de Zipaquirá, la ciudad que adoptó a Bernal hace 22 años, a un caballo de acero. /AFP.
ZIPAQUIRÁ
Las ruedas de una bicicleta alzada sobre las cabezas de cientos de espectadores marcaron el inicio de una celebración retrasada por décadas en la tierra de los escarabajos. Colombia estalló de júbilo cuando Egan Bernal cruzó la meta y se convirtió en el primer cafetero en ganar el Tour de Francia.
Unos brazos morenos, del mismo color panela del “Joven Maravilla”, sacudían por los aires de Zipaquirá, la ciudad que adoptó a Bernal hace 22 años, a un caballo de acero. Contra el marco gris se estrellaban papeles de colores y puños cerrados que festejaban como propio el triunfo este sábado en los Alpes.
Los sonidos de vuvuzelas a la capacidad del pulmón del soplador y lágrimas acompañaron los abrazos que el campeón virtual de la principal competición ciclística del mundo se daba en suelo galo, a 8.900 kilómetros de Zipaquirá, con su padre y su novia.
Unas quinientas personas, buena parte de ellas montadas en bicicletas de ruta, resistieron el frío de la mañana en esta localidad cercana a Bogotá para seguir, a través de una pantalla gigante, la penúltima etapa del Tour que consagró a Bernal como el hombre más joven en ganar la carrera desde 1935.
“Es muy emocionante, si uno se emociona no me imagino él cómo debe estar”, dijo Lina Ángel, una publicista de 30 años que, vestida de rosa, sale cada fin de semana a pedalear por las sabanas de Bogotá, las mismas en donde entrena a diario el pedalista del Ineos.
Aferrada a su “cicla”, como se le llama coloquialmente a estos vehículos en Colombia, esta admiradora de Nairo Quintana paró su recorrido de dos horas para ver la consagración de Bernal.
“Evan es la nueva generación de ciclistas que heredan ese récord que tiene Nairo”, quien carga con un Giro de Italia y una Vuelta de España, agregó.