Croacia y Dinamarca comparten buenos recuerdos del Mundial de 1998. Ambas selecciones firmaron en aquella edición, en Francia, su mejor resultado en una Copa del Mundo: semifinales para los croatas, cuartos para Dinamarca. Los dos países vuelven a gozar de una ilusionante generación con la que confían en llegar otra vez lejos, a lomos en ambos casos de dos jugadores talentosos y con muchas similitudes: Luka Modric y Christian Eriksen.
Los croatas son claros favoritos en el duelo de octavos de final que decide el hipotético rival de España en cuartos. Su participación hasta ahora ha sido inmaculada, con triunfos sobre Nigeria, Argentina y, pese a reservar a muchos titulares, Islandia. Modric, que está ganando enteros para luchar por el podio del Balón de Oro, ha sido el más destacado de una Croacia en la que todo funciona. Rakitic está imperial en el doble pivote junto a Brozovic, y, a falta de goles, Mandzukic es toda una garantía para pelearse con los centrales rivales y bajar e balón para los hombres de segunda línea.
14 goles y 13 asistencias
El pase de Dinamarca llegó de forma menos brillante pero igual de efectiva, con un 0-0 ante Francia con aroma a ‘biscotto’. En cualquier caso merecía el pase a octavos la selección danesa, un bloque con un líder indiscutible. Eriksen, brillante este año en el Tottenham (14 goles y 13 asistencias), también acredita un triple contra Irlanda en Dublín que le dio a Dinamarca el billete a Rusia.
“Son peligrosos, rápidos y tienen a Eriksen, uno de los mejores jugadores de Europa y del mundo”, alaba y avisa Rakitic. Eriksen no se arruga: “Hay una gran presión sobre mí pero estoy acostumbrado”, dice la estrella danesa, de 26 años, que no solo no esquiva las comparaciones con Modric (32), sino que se reivindica ante ellas: “Modric ha ganado un número increíble de títulos. Por supuesto, jugar en el Madrid lo ayudó, pero jugó en un nivel muy alto. Es el tipo de jugador contra el que te gusta competir. No me considero peor que él”.