* El equipo que orienta el samario tuvo para hacerle daño a Millonarios, pero su poca contundencia, y al final errores individuales, le pasaron factura en La Capital. Un 4-1 que debe llamar a
REDACCIÓN
Si hay algo que pudo marginar a la consecución de un buen resultado en Bogotá ante Millonarios, fue la poca profundidad de Junior y sobre todo la ausencia de un goleador.
No se justifica que un equipo que dominó con solvencia el primer tiempo, incluso venciendo en su momento el mito de la altura, no hubiese podido cristalizar opciones y así tener el recaudo suficiente para ese momento de apremio, que al final lo sentenció el local, a base de contragolpes y corroborado con los errores individuales de algunos jugadores de Junior.
El buen momento de Luis ‘Cariaco’ González en materia individual es visto con positivismo, pero lo claro es que, en el desarrollo de la competencia, el jugador termina confundiendo su verdadero rol: con los goles que marca, ya olvida que más le sirve al plantel en la generación de fútbol.
La utilización de tres hombres de desborde en la misma zona: Hinestroza, Fuentes y Velasco resultó discordante a la luz de querer mostrarle un ida y vuelta que nunca funcionó; y que al final terminó enredando las intenciones de gestar en el ‘Tiburón’.
Es bueno tener a un Viera de grandes atajadas, y goles de gran factura que enaltecen su marca, pero de ahí a que se constituya en el único elemento de valía para salvar un partido, es casi que impresentable, y máxime cuando esos que deben hacer los goles ni se inmutan como es el caso de Martínez Borja.
Para nadie es un misterio que, con la ida de estelares como Teo y Borja, el plantel currambero quedó casi que, jugando al zar, de ahí que muchos espectadores, ya asuman este año como un verdadero tubo de ensayo, de donde se extraiga no cantidad sino calidad, y luego complementarlos con una cuota de inversión que sin duda para el 2022 debe aparecer, producto o no del furor de la política o como debe ser: con la convicción de darle al pueblo un equipo de altura.
